Hábitos Atómicos

Categorias: - septiembre 2, 2024

 

A primera vista, «Hábitos Atómicos» es el título del libro de James Clear que se ha convertido en un “Best Seller” a nivel mundial. Sin embargo, después de muchos años en el mundo de los negocios, he comprendido que la clave de un gran ejecutivo radica precisamente en desarrollar hábitos que lo apoyen en los grandes desafíos del día a día.

Desarrollar un hábito es sencillo, pero desafortunadamente, la mayoría de nosotros tendemos a adquirir hábitos que no son productivos debido a la gran cantidad de distracciones a nuestro alrededor, como el uso excesivo de redes sociales, malos hábitos alimenticios, falta de sueño o patrones de gasto inadecuados. Y justamente porque son hábitos, es difícil deshacerse de ellos. Del mismo modo, crear hábitos productivos no es fácil, ya que la mayoría requieren sacrificio, constancia y disciplina. Además, generalmente implica eliminar malos hábitos para dar lugar a los buenos.

Los hábitos afectan todos los aspectos de nuestras vidas, pero me voy a enfocar en temas profesionales. A continuación, comparto cuatro hábitos que han sido de gran ayuda en mi carrera profesional:

  • Importancia de la lista de tareas (TO DO list)
  • Arquitectura Semanal
  • Reuniones de seguimiento
  • Metas Anuales

Importancia de la lista de tareas (TO DO list)

Aunque parece sencillo, llevar una lista de tareas requiere mucha disciplina. Como se dice, el gran superpoder de los altos ejecutivos es poder hacer pequeñas cosas todos los días, que con el tiempo se convierten en grandes proyectos.

Tener una lista de tareas permite definir claramente los temas a trabajar. En mi caso, la lista es sencilla y la reviso semanalmente, destacando los tres temas más relevantes que quiero lograr, tanto en la parte profesional como personal.

Clasifico las tareas en urgentes e importantes y complemento la lista con otras tareas que es importante documentar para que puedan ser ejecutadas en el momento adecuado.

Este hábito lo desarrollé durante mi carrera universitaria, es decir, ya son más de 30 años siguiendo una lista semanal de tareas. Para ser sincero, es un gran diferenciador, por sencillo que parezca. El mejor momento para comenzar fue hace 30 años, pero el segundo mejor momento es “ahora”.

Arquitectura Semanal

Tener la capacidad de diseñar tu semana es realmente la única manera de hacerla productiva. Si quieres planear tu semana, debes hacerlo con una o dos semanas de anticipación, separando tiempo para tus equipos clave, clientes y aliados. De mi experiencia este ejercicio garantiza que la semana sea productiva.

Otro secreto bien guardado de los ejecutivos es precisamente el manejo de sus agendas, logrando que cada minuto del día sea productivo. Separar espacios para temas personales, como deporte, almuerzos o cenas con la familia, o tiempo con amigos, es vital. La única manera de hacerlo efectivo es mediante un buen manejo de la agenda, recuerda que el recurso escaso es el Tiempo.

Reuniones de Seguimiento

Comencé a aplicar este hábito desde que tuve a mi primer subordinado en el equipo, por lo que ya son más de 20 años incorporando procesos de reuniones semanales, mensuales o trimestrales.

Las reuniones deben ser efectivas, idealmente no deberían durar más de 30 minutos. Es crucial llegar con una agenda clara, invitar a las personas clave y limitar el número de asistentes según la regla del “Pizza Meeting” no más personas de las que puedas alimentar con una caja de pizza.

Es fundamental llevar minutas con compromisos, responsables y fechas. Esta es la manera de hacer que las reuniones funcionen. El seguimiento es la clave del progreso. aunque parezca básico, en mi experiencia, el 95% de las personas no hacen seguimiento, por lo que, si eres parte del 5%, marcarás la diferencia.

Metas Anuales

El ejercicio de establecer metas es clave para todas las empresas, y si es clave para los negocios, es fundamental para las personas.

Establecer metas es esencial para evaluar tu año y corregir o ajustar el camino. Si no te pones metas, no puedes evaluar tu progreso, y lo que no se mide, no mejora.

En mi caso, es un ejercicio sencillo, que abarca cuatro grandes áreas: temas personales, familiares, profesionales y financieros. Las metas se definen al comienzo de cada año y se revisan mensualmente, con comparativos anuales. La idea no es ser mejor que nadie, sino ser mejor que tú mismo.

Estos cuatro hábitos se han convertido en «Hábitos Atómicos» en mi vida. Aplicarlos es más sencillo de lo que parece, pero la mala noticia es que requieren disciplina, constancia y dedicación.

Jeffry Illingworth